Los cálculos renales, también conocidos como piedras en el riñón, son acumulaciones sólidas de minerales y sales que pueden formarse en los riñones. En muchos casos, pueden expulsarse de manera natural con suficiente hidratación y medicamentos para el dolor. Sin embargo, cuando la piedra es demasiado grande, bloquea el flujo de orina o causa un dolor intenso, la cirugía puede ser la mejor opción.
Determinar si es necesario un procedimiento quirúrgico depende de varios factores, como el tamaño del cálculo, su ubicación y los síntomas que provoca. En este artículo, explicaremos en qué casos se recomienda la cirugía, los tipos de procedimientos disponibles y los cuidados postoperatorios para una recuperación óptima.
¿Cuándo es necesaria una cirugía para eliminar cálculos renales?
No todos los cálculos renales requieren intervención quirúrgica. En muchos casos, piedras pequeñas (menores de 5 mm) pueden eliminarse con hidratación abundante, cambios en la dieta y medicamentos para aliviar el dolor. Sin embargo, en ciertas situaciones, la cirugía se convierte en la mejor alternativa.
1. Cuando el cálculo es demasiado grande
Los cálculos de más de 7 mm suelen ser difíciles de expulsar de manera natural. Si la piedra es demasiado grande, puede quedar atrapada en el uréter y obstruir el flujo de orina, lo que genera inflamación y dolor severo.
2. Si el dolor es intenso y persistente
Cuando los analgésicos no logran controlar el dolor o este se vuelve insoportable, la cirugía puede ser la única solución para aliviar la molestia de manera definitiva.
3. Si hay una obstrucción urinaria
Un cálculo renal que bloquea el paso de la orina puede causar hinchazón en el riñón (hidronefrosis), lo que puede derivar en daño renal si no se trata a tiempo.
4. Infecciones urinarias recurrentes
Las piedras en el riñón pueden favorecer la proliferación de bacterias, aumentando el riesgo de infecciones en las vías urinarias. Si las infecciones son recurrentes y están relacionadas con los cálculos, se recomienda la extracción quirúrgica.
5. Insuficiencia renal o daño en el riñón
En casos graves, cuando los cálculos obstruyen la función renal de manera prolongada, pueden causar insuficiencia renal. Para evitar daños irreversibles, es necesario retirar los cálculos de inmediato.
Tipos de cirugía para eliminar cálculos renales
Cuando la cirugía es la mejor opción, el urólogo evaluará el procedimiento más adecuado según el tamaño y ubicación del cálculo. Existen diferentes técnicas utilizadas en la actualidad.
1. Litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC)
Es un procedimiento no invasivo en el que se utilizan ondas de choque para fragmentar los cálculos renales en partículas más pequeñas, facilitando su expulsión a través de la orina. Es ideal para piedras de tamaño moderado y ubicadas en el riñón o uréter.
Ventajas:
- No requiere incisiones ni hospitalización.
- Es un procedimiento ambulatorio con rápida recuperación.
Desventajas:
- No siempre es efectiva para cálculos grandes o muy duros.
- Puede requerir varias sesiones para eliminar completamente las piedras.
2. Ureteroscopia con láser
Se introduce un tubo delgado y flexible a través de la uretra y la vejiga hasta llegar al cálculo en el uréter o riñón. Luego, un láser fragmenta la piedra en pedazos más pequeños para facilitar su eliminación.
Ventajas:
- No requiere incisiones externas.
- Permite eliminar cálculos de tamaño mediano y ubicados en el uréter.
Desventajas:
- Puede causar molestias urinarias temporales.
- En algunos casos, se coloca un catéter ureteral para ayudar en la recuperación.
3. Nefrolitotomía percutánea
Se realiza una pequeña incisión en la espalda para insertar un tubo y acceder directamente al riñón. Se usa un instrumento especial para extraer los cálculos grandes o romperlos en fragmentos más pequeños.
Ventajas:
- Es la opción más efectiva para cálculos grandes y complejos.
- Permite la eliminación completa del cálculo en una sola intervención.
Desventajas:
- Requiere hospitalización y un mayor tiempo de recuperación.
- Puede causar molestias postoperatorias.
4. Cirugía abierta (nefrolitotomía convencional)
Es la técnica menos común y solo se utiliza en casos extremos, cuando los cálculos son demasiado grandes o hay complicaciones adicionales. Se realiza una incisión en la parte baja de la espalda para acceder al riñón y extraer la piedra.
Ventajas:
- Puede ser la única opción en situaciones graves.
Desventajas:
- Es un procedimiento invasivo con mayor tiempo de recuperación.
- Mayor riesgo de complicaciones en comparación con otras técnicas.
Cuidados después de la cirugía para cálculos renales

Tras la cirugía, es fundamental seguir las indicaciones médicas para evitar complicaciones y prevenir la formación de nuevos cálculos.
1. Hidratación constante
Beber al menos 2 a 3 litros de agua al día ayuda a eliminar residuos y evita la formación de nuevas piedras.
2. Dieta equilibrada
Reducir el consumo de sal, proteínas animales y alimentos ricos en oxalatos (como espinaca, chocolate y nueces) puede disminuir el riesgo de cálculos.
3. Control del dolor
Después de la cirugía, es normal sentir molestias leves. Los analgésicos recetados por el médico ayudarán a aliviar el dolor postoperatorio.
4. Actividad física moderada
Se recomienda caminar para estimular el movimiento de los riñones y facilitar la expulsión de fragmentos pequeños de cálculos.
5. Chequeos médicos regulares
Es importante acudir al urólogo para monitorear la salud renal y prevenir la reaparición de cálculos.
Conclusión
No todos los cálculos renales requieren cirugía, pero cuando causan dolor severo, obstrucción urinaria o infecciones recurrentes, es necesario considerar una intervención médica. Existen diversos procedimientos quirúrgicos, desde técnicas no invasivas como la litotricia hasta cirugías más avanzadas para cálculos grandes.
Si experimentas síntomas persistentes o has sido diagnosticado con cálculos renales, agenda una consulta con el Dr. Pedro Madero, urólogo en Monterrey, para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado.